Cine

En la ciudad de México pasan muchas cosas. En las noticas nos enteramos de algunas, pero muchas otras cosas, importantes o no, suceden día a día. La ciudad de México esta llena de historias que se escriben todos los días. Carmen y Miguel van al banco por un préstamo bancario. Un diputado pide a su gente que entregue una maleta al asistente de un juez. Por otro lado, Ramiro quiere que su sobrino se convierta en una estrella de futbol. No pude evitar pensar en Matando cabos. Se “parecen” mucho. Tienen la misma esencia. El mismo ADN corre por sus venas. Una confusión, muchos líos. No es exactamente una copia, pero si tiene mucho de lo que digo, mucha influencia de esa cinta. No se si esta inspirada en Matando cabos o no, pero me fue difícil no hacer una comparación. Al final, Chilangolandia resulta una película entretenida y agradable de ver. Para relajarse después de una semana de mucho trabajo. La parte final es la que creo que se resuelve porque hay que terminar la historia. Aun as

Claire Debella recibe una caja que intenta abrir. Se pone en contacto con Lionel, Birdie y Duke y entre todos la abren. Por el contrario, Cassandra la abre a golpes. Adentro trae una invitación para participar en resolver un acertijo. Todos llegan al punto de reunión para ser llevados a la isla. Hay dos participantes que llaman la atención. Primero el famoso detective Benoit Blanc y la llegada de Cassandra. Probablemente esta última es la que más los incomoda. La resolución del caso para la que fueron invitados es fácilmente puesta al descubierto por el detective Benoit Blanc. Claramente ahí no termina todo. Sucede algo más que no estaba previsto, que no vimos venir. Es aquí donde nos explican la historia, lo que no sabíamos. Esto no está mal. Lo malo es como termina, la estocada final que se siente más como: hay que terminar la historia y ya. Cada película de Rian Johnson me genera una alta expectativa. Esta no está mal. Te divierte, te entretiene, te pone en suspenso. Lo único malo

La verdad es que pienso mucho en una canción de un artista muy popular, pero bastante malo. Gusta a las multitudes y tiene muchos fans, sin embargo, se le da mucho la prosa fácil, la rima barata, la falsa poesía. Decir que no me gusta sería mentir. Algunas de sus canciones me gustan, están bien, suenan bien, como música pop no está mal. Ya de ahí a decir que es un filósofo o un poeta, sería mentir. La mentira es la palabra del día. Nunca he ocultado mi aberración ante semejante cantante, solo que no lo ando pregonando porque tampoco es la idea decir que todo lo que hace lo convierte en basura. La mayor parte sí, pero no todo. Como ven, este es un ejercicio de sinceridad. ¿Qué pasaría si todos fuéramos sinceros? No lo sé. Porque por una u otra razón, mentimos. Por protección, por no querer pasar por tontos. Por lo que sea. Alguien está contando una historia. La historia de un hombre que todos los días se la pasa contemplando una tumba. El señor se llama Geppetto y la tumba es de su hi