Escuela de rock (School of rock)
Hay maestros estrictos, no
podemos hacer ni una broma con ellos. Hay maestros buena onda, todo es
tranquilo y relajado. Hay maestros que ni fu, ni fa. Dan su clase y pasan
desapercibidos. Hay otros con los que todo es fácil con ellos. Uno puede faltar
a clases y ni cuenta se dan. O no dicen nada. Sin embargo, hay unos cuantos que
motivan, inspiran, aleccionan. Todos tenemos un maestro que nos influenció más
que los demás. Este profesor pudo ser de la primaria, secundaria, bachillerato
o de la carrera. Incluso pudo ser un maestro de música, inglés o alguna otra
actividad fuera de la escuela. La personalidad del profesor se impone e inspira
a diferentes tipos de alumnos. Fue tan buen maestro que hasta la fecha lo
recordamos. No solo daba su clase, aplicaba examen y adiós. Nos sacaba de
nuestra zona de confort. Nos ponía a pensar. Sus lecciones no solo servían para
la escuela, también para la vida.
Dewey Finn es un bueno para
nada. Es guitarrista en una banda. Vive con Ned Schneebly y Patty. Dewey no
paga renta y esto molesta a Patty que le insiste a Ned que le pida a su amigo lo
que le corresponde o busque otro lugar para vivir. Las cosas siguen sin pintar
bien para Dewey que es echado de No Vacancy, el grupo al que pertenecía. Intenta
vender una guitarra sin éxito. El teléfono suena y preguntan por Ned Schneebly.
Es sobre un trabajo temporal en una escuela. Dewey no lo duda y se hace pasar
por Ned con el fin de ganar algo de dinero. El comportamiento del señor S, como
se hace llamar porque no puede escribir el apellido de Ned en el pizarrón, lo
celebran algunos alumnos mientras otros no entienden como alguien así puede ser
profesor. Cuando sus alumnos están en clase de música, Dewey los escucha tocar.
Transporta sus instrumentos al salón y pone a Zack como guitarrista, Freddy de baterista,
Katie de bajista, Lawrence tecladista y el como vocalista. Decide hacer con
ellos una banda de rock y les dice que van a concursar y que forma parte del plan
escolar. De esta manera se ponen a ensayar.
Gran película. Ideal para
despertar o reforzar esa rebeldía que todos tenemos. O recordarla. Porque si
algo hace la rutina es olvidar este tipo de cosas. Trabajamos, regresamos a casa,
convivimos con la familia y lo único que queremos es descansar. Al día
siguiente igual. Y el día que sigue. Así siete días a la semana. Cuatro semanas
cada mes. Doce meses al año. Richard Linklater tiene este espíritu rebelde (por
llamarlo de alguna forma), esa inconformidad por lo establecido. ¿En qué
momento lo olvidamos? Siempre es bueno recordar que todos tenemos un roquero
dentro.
Calificación: 8.5
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